lunes, 3 de octubre de 2011

Diseño, fracasos y éxito


Desde el mito de la caverna de Platón hasta los desarrollos ingenieriles de los rascacielos, localiza las variantes del diseño, Henry Petroski, en un ejercicio de historiar diferentes invenciones (linterna mágica, los puentes colgantes y atirantados, los rascacielos, curitas y envases farmacéuticos) en El éxito a través del fracaso (La paradoja del diseño) {Fondo de Cultura Económica, 2011}.

Queda claro que después de una invención importante, el objeto tiene poco tiempo para conservarse de acuerdo al diseño original, comienzan las variaciones tanto sugeridas por el consumidor como en el caso del envase para píldoras (tapa a prueba de niños), o cambios de diseños orillados por accidentes trágicos como el caso de los puentes ferroviarios.

El carácter contingente de las necesidades humanas, dinamizado a raíz de la revolución industrial, vino transformando cada una de las esferas de la vida, tanto en el ámbito productivo, tanto en el ámbito de la administración del tiempo libre. El software se va renovando mediante el feed back que se sostiene con los consumidores, a través de reportes de mal funcionamiento. “Windows 2000 fue diseñado con 20 millones de líneas de código fuente, y Windows XP con 40 millones”, nos informa Petroski, así lo que implica el genio humano tiene un marcado carácter temporal, mejorable en un brevedad de tiempo pasmosa; mientras el harware, la estructura física de los ordenadores, tienen un mayor periodo de duración porque “los diseñadores de los chips del microprocesador han agregado con regularidad circuitos para simplificar las pruebas de los chips, aunque estas adiciones aumentan el tamaño de éstos y no se vuelven a usar una vez que los microprocesadores salen de la fábrica”.

La tesis de Petroski, es que son necesarios muchos fracasos para encontrar la llave del éxito (filosofía que comparte con Micheal Jordan), el éxito tomado en su significación nominal: salir de una situación no satisfactoria, se configura la mayoría de las veces con un sucedáneo de intentos, pruebas y ensayos.

Y es que la ciencia tal como la conocemos, con sus aplicaciones tecnológicas e ingenieriles ha sido constituida a base de ensayo y error, lógica practicista, en donde, como en el caso de los puentes, un diseño anterior exitoso no es garantía para que el mismo diseño en otro lugar, bajo otras condiciones de suelo, tenga los mismos felices resultados.

El puente Tacoma Narrows en Estados Unidos, es un ejemplo de lo anteriormente dicho, o las muy cambiantes condiciones de construir un rascacielos en las ciudades de Chicago o Dubai, “el buen diseño siempre toma en cuenta el fracaso y lucha por minimizarlo, pero los diseñadores antes que nada son seres humanos y como tales están sujetos individual y colectivamente a todos los defectos de la especie, incluyendo la autocomplacencia, el exceso de confianza y el optimismo injustificado”. Esperemos que los ingenieros y arquitectos, los cuales actualmente desarrollan obras en Nuevo León, como parte de la reconstrucción motivada por el huracán Alex, lean este librito que pone sobre la mesa muchas de la fallas humanas en la ingeniería.