viernes, 23 de abril de 2010

Bicentenarios: México y Argentina

La fiesta del bicentenario independiente de México y Argentina, está en campaña de spotaje a todo lo que da. Los gobiernos de ambos países han considerado necesaria la realización de mensajes televisivos que hinchen el orgullo nacional, un recorrido triunfal por la historia y un punto de vista optimista sobre el futuro. El ejercicio que propongo con este artículo, es la confrontación de opiniones sobre qué mensaje desea transmitirnos el gobierno mexicano, en contraposición del mensaje de la presidencia de la república argentina.

Una nación, en la filosofía de la autoayuda





Los spots producidos por parte del gobierno federal mexicano se sostienen mediante recursos de mera retórica, proclamadores de las grandezas de ser mexicano, de “la patria en la sangre”, de la libertad en la cual viven y retozan la mayoría de los habitantes de este lastimado país; y demás frases huecas propias de un Estado, con un grave problema de conceptualización de sus logros y potencialidades.

Un juego de mosaicos donde la gente espeta lo que primero le llegue a la mente en positivo, claro, porque decir cosas positivas genera cosas positivas, caldo de pollo para el alma y la práctica de proclamar cosas agradables, exitosas, por el solo hecho de nombrarse o pensarse. Ante el gran cúmulo de malas noticias, sobre todo en el sexenio de las manos limpias, el recurso del método es el optimismo sobre castillos en el aire.

El orgullo de la mexicanidad, en el simplismo de equipararlo con la selección nacional de fútbol, en año mundialista, con las dos grandes cadenas de televisión haciendo sus cálculos de ganancias; el coste de oportunidad para el gobierno federal era muy ventajoso, granjeándose las buenas voluntades del oligopolio y jugando al populismo con la hinchada nacional, presumiblemente una gran mayoría de paisanos.

Asistimos como nación al evento donde nos sentimos súper orgullosos de la historia que no conocemos, de las tradiciones que vamos dejando atrás al paso de la inercia cultural y societal, no nos damos por vencidos, porque ya fuimos vencidos y solamente nos queda pensar en ser triunfadores como aspiración más bien mercadotécnica.

El mexicano se siente orgulloso de su “gol, de su gente, de su tierra, de su jefecita, de su bandera, de su esfuerzo, de no darse por vencido y de su obra maestra”. Ésa es la proclama del gobierno en turno.

Argentina: “Fuimos capaces, somos capaces”


Con pelos y señales, así podría describirlo, el gobierno de la Argentina, recuerda las razones de recordar su bicentenario, el cual por cierto se festeja con bombo y platillo este mes de mayo. Cuando se conmemorarán los 200 años del inicio de la Revolución de Mayo, la cual derrocó al Virrey Cisneros, ocupando al mismo tiempo el poder político una junta de gobierno integrada mayoritariamente por criollos, lo cual dio origen a la guerra de independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, contra la metrópoli española.

El mensaje es contundente, “errores muchos, aciertos más”, todo en el minimalismo de los relampagueos de imágenes apoyado con palabras clave. Es nítida la intención de involucrar a la gran mayoría no solamente a la reflexión, sino también al orgullo de ser ciudadanos de aquél país.

Los hechos soportados con información, las imágenes que danzan por la pantalla, hasta las podemos reconocer los demás latinoamericanos. Cinco premios Nobel, investigación y desarrollo, las chapuzas de los encumbrados, la muerte proclamada por los gobiernos de facto.

El juego de la dialéctica lo saben perfectamente los argentinos, lo cual se puede resumir en que su orgullo nacional acepta de buena gana y un poco con sonrojo, en que puedan ser mezquinos y soberbios.

Argentina en su campaña del bicentenario exhibe un discurso de afirmación, de relación de hechos y datos duros; frente a la ambigüedad mexicana de la retórica fácil, sin sustancia, ausente de corazón y de agallas. Sin embargo, lo anterior no es óbice para festejar el bicentenario no solamente de los dos países en comento, sino de toda América Latina.

lunes, 19 de abril de 2010

La televisión nuestra de cada día: Televisa Monterrey

La televisión en México, no sería nada sin Televisa; y Televisa no sería nada sin las prebendas gubernamentales que facilitaron el desarrollo de la empresa, hasta convertirla en el corporativo que produce la mayor cantidad de contenidos en lengua hispana. Sin embargo, desde hace muchos años la cantidad está peleadísima con la calidad, para mejor ejemplificación y no irnos muy lejos, tenemos a los televisos locales.

La producción local se concentra en el Canal 34, Monterrey Televisión; mientras que el Canal 2, Teleactiva, anteriormente canal insignia de la televisión regiomontana, ahora se ocupa de ser repetidora de la programación del Canal 4 de la ciudad de México, considerado por la crítica especializada como de un contenido paupérrimo.

La programación local de Televisa, es una mezcla de noticias sensacionalistas, refritos de otros canales locales y de otras épocas; catálogo de bailarinas de regaetón, show de fenómenos voluntarios e involuntarios, escaparate de juegos políticos de los socios de la televisora, y muchas más obscenidades.

Desde Gente Regia hasta Qué noche con Recta, los contenidos son una invitación a una guerra civil. Es la incitación misma al salvaje deporte de la vulgaridad y la imposición de las identidades más abyectas de la sociedad. Reality show de vanidades beligerantes con alto gravamen de ignorancia, pero eso sí, Televisa Monterrey, es la garantía de influencias y contactos, de grandes negocios y cuentas de banco en el extranjero.

Y dígame si no, se vive una época oscura en la televisora de la privada Pipo, que la otrora señal televisiva identificada con el periodismo crítico y de investigación, o por lo menos, especializado en la realización de reportajes como los que realizaba el programa Foro conducido por Gilberto Marcos, en los años ochenta; hoy en día ha quedado en un breve amago de programa de debate llamado Tribuna TV, protagonizado por Gregorio Bernal.

Los espacios informativos llamados con el categórico Las Noticias, solamente se benefician de la audiencia con el recurso simple del asombro provinciano, el chacoteo limitado en la moralina de las buenas conciencias y las figuras de las muchachas, y en algunos casos muchachos, quienes leen el pronóstico del clima. Milimétricamente planeados los espacios climatológicos, para despertar la libido de los dioses que controlan el clima y del auditorio volcado lascivamente en las caderas de la presentador(a) en turno. Nalgas, pecho, piernas, cintura; hasta cuando son malas las condiciones climatológicas, el clímax es totalitario: la sensualidad por decreto.

Fauna televisiva endófaga, personajes exhudantes de plenitud, la filosofía de la administración llevada hasta sus últimas consecuencias, los neosofistas de la razón pragmática autosatisfecha, los onanistas del espectro radioeléctrico. Salir en la televisión por salir, las cualidades no importan, lo trascendente es mostrar el fenómeno, ya sea Konan Big, La Perra Loca, Los Chamamucos, Tartán, Los chicharrines, Recta, Pato Zambrano; y así podríase seguir enumerando muchos héroes de vulgares victorias de Televisa Monterrey.

Como bien dijo Jacques Le Goff, los jóvenes de la actualidad son los llamados de la generación del éxito, y en nuestra comarca, el éxito sin cortapisas es ser televiso. El gran grueso de los personajes actuales con programa al aire, comenzaron sus carreras en otros medios locales. Antonio Nelly, en Multimedios; Mario Castillejos, en TV Azteca y Radio Alegría; Fernando Lozano, en Multimedios; Cecilia Gutiérrez, TV Nuevo León; entre otros.

En la programación actual de Televisa Monterrey, solamente hay espacio para lo comercialmente explotable, acaso los únicos programas que tratan de lavar la cara de la televisora son Meridiano X (producción de Televisa San Ángel, conducido por Luis Madaria), y Vámonos de Pesca (producido por Televisa del Golfo, en Tampico, Tamaulipas). Sin embargo, existe un gravísimo desequilibrio en la programación, hasta el antigüo Reportajes de Alvarado, en algún momento programa insignia de la televisora vecina de la Alameda, ha tenido que inmigrar a la televisora estatal.

Claramente la apuesta es por la televisión chatarra, pero hacer lo más chatarra de la chatarra, debe preocuparle mucho al director general de Televisa Monterrey, Eugenio Azcárraga. Sobrino de Emilio Azcárraga Vidaurreta, con carrera de contador público, declaró para la revista virtual www.canal100.com.mx; que en el año 2003, el nivel de ventas de la televisora ascendía a 200 millones de pesos al año. Tomando en cuenta los precios actuales las ventas anuales de Televisa Monterrey debe rondar los 300 millones de pesos, cantidad ingente de recursos ante la pobreza de programas que depende de adolescentes que bailen gratuitamente.

En otra parte de la entrevista, Eugenio Azcárraga hace referencia a que su apuesta, es por una televisión de valores. Una contradicción se observa con aquellas palabras, y sobre todo con el planteamiento de Televisa a nivel nacional. Claro, lo que impregna y difunde telesistemas mexicanos es todo lo contrario, sin embargo, nítidamente se observa la intención de apoderarse del nicho de los valores transmitiendo niñas moviéndose más sensualmente que cualquier bailarina exótica, promoviendo el juego a niveles de industria antiestrés y diluyendo el periodismo en la lectura y promoción de los intereses más oscuros. No cabe duda, Televisa juega para sí misma, violentando de tal forma la naturaleza pública de la concesión del espectro radioeléctrico.

En fin, como buena Gente Regia, iré a prestarle atención a las recetas de Paquito, a quien le queda la comida, Bien sabrosa.

martes, 6 de abril de 2010

El culto por la especialización

Llámame la atención la iniciativa de reforma laboral del gobierno caldero-lozanista, en donde se flexibilizan las relaciones laborales en cuanto a lo que respecta a la jornada laboral, las obligaciones del trabajador, la carga de la prueba en materia contencioso-laboral, y demás puntos neurálgicos del régimen laboral vigente. En uno de estos casos, las personas que sean contratadas para un empleo determinado no podrán excusar el realizar otras tareas que le asigne el patrón.

Esto quiere decir que al momento de otorgarle la gracia a una persona de contratarlo, los patrones serán algo así como omnipotentes en cuanto al conferirle obligaciones al trabajador. Obviamente tiene sus lados positivos tal reforma, incentiva la productividad, haciendo proliferante aún más la maximización del beneficio de las empresas. Sin embargo, en ningún momento la reforma laboral lozanista contempla la adecuación del salario de los trabajadores a las condiciones imperantes del poder adquisitivo de la moneda y de la inflación en los precios de la canasta básica.

Sería interesante que así como se defienden iniciativas como la presentada por el gobierno federal, al final de cada año fueran menos complacientes con los ridículos incrementos al salario mínimo, ya en vías de extinción.