viernes, 20 de marzo de 2009

Hasta luego, Héctor

Dentro de todo el caos de estar en el palacio: las correrías de los reporteros, el desgaste de ver el tiempo repartido en varios medios para poder alcanzar a lograr sueños y proyectos. Se acababa de casar y decía que tenía pavor a quedarse sin laburo, al decírmelo yo también percibía la perentoriedad de saber al qué atenerse. Así le conocí, así te dejé de ver, estimado.

Te encontré en diciembre pasado, realmente tu mostacho me causó el impulso burlón del preparatoriano que llevo dentro, y le dije a César, que si no eras el vivo retrato de Jim Carrey, en el filme Irene, Yo y mi otro Yo. Pero antes de tal mofa, hube ido al lugar donde te encontrabas departiendo la cena, para darte un abrazo, y decirte el aprecio que, sin saber cómo, sentía por tu persona. Hasta luego, Héctor, que todo vaya bien, y aparta un lugar para tu seguro servidor.

(Héctor Hernández, trabajó en los periódicos El Regio, Milenio, en la Revista Ecos, y demás publicaciones locales).

1 comentario:

Montserrat dijo...

Heredia.

Comparto contigo el vacío que deja la pérdida de una persona estimada.

Un abrazo.
M.-