miércoles, 29 de abril de 2009

LA INFLUENCIA DE LA INFLUENZA

- O Hacia un México lleno de Doctores House -

El domingo 26 de abril, por la noche, viendo el último parte de guerra de los epifenómenos de la influenza; descubrí una similitud que me heló por algunos segundos con sus centésimas incluidas: recordé la película de Bergman llamada "El Séptimo Sello", donde las procesiones de feligreses recorrían las calles de algún pueblo sueco, rogándole a Dios el cese de la peste bubónica. Eso me vino a las mientes, cuando ví los incensarios, las cruces con el Cristo dolorido, y la mueca apocalíptica de los sacerdotes en ceremonial caravana por las calles de la ciudad del lago escondido y las chinampas de Xochimilco.

Ahora la peste es porcina, y no precisamente una peste, sino que una gripe la cual se ha convertido en algo más horrendo que los mocos verdes o sanguinolentos; que han sido sin temor a equivocarme, serios indicios de que se ha cargado la enfermedad en el pecho, así como un malsabor insoportable y la certeza de permanecer varios días sin fumar. Y es más horrible, debido al anuncio categórico del gobierno federal, así como la paulatina información vertida en los medios de información.

Un problema se suma a las innumerables malas noticias del año, otra de las culpas históricas que ojalá sean atajadas por el revisionismo historiográfico dentro de 100 años. La influenza mexicana, no es nombrada de tal manera en los medios de información o gobiernos extranjeros; pero se adivina en la prohibición de viajar al país, se adivina en el hilillo del látigo del mides y serás medido, se adivina en las similitudes con la pandemia asiática de hace pocos años.

Pero la muerte, es la hermana señera del mexicano. Ahí vamos todos sin tapabocas y besándonos los unos a los otros, repartiendo babas en cada ósculo, y pidiendo a Dios encarecidamente que cuide de nosotros de la gripe del cerdo. Eso lo refleja la "Cumbia de la Influenza" (Agrupación Cariño, http://www.myspace.com/agrupacioncarino) , el deseo de trascender un problema desconocido, indómito por demostración (hasta ése momento 63 muertes no confirmadas), temerarios por necesidad genética y culinaria.

Según diversas informaciones la actual pandemia comienza en nuestro tan cautivador y soberbio vecino del norte, de acuerdo a lo que dice el doctor Aurelio Cruz Valdéz, subdirector de apoyo académico del Instituto Nacional de Salud Pública (Misiones On line, 28-04-09, http://www.misionesonline.net/paginas/detalle2.php?db=noticias2007&id=133512). El galeno declaró al diario argentino, que "desde hace 3 semanas empezaron los casos,..., la realidad es que los primeros casos se dieron en California, Texas y Nueva York, luego se diseminaron hacia México y Canadá".

Sin embargo, también han salido en boga la suspicacia bendita del mexican curiosismo. Las historias corren más rápidas que el mensaje, el sospechosismo cae por su propio peso sobre los laboratorios Roché, sobre los biobelicistas gringos, y sobre inversiones francesas de vacunatorios en suelo patrio.

Y sobreviene la epifanía, la luz que desciende por las escarpadas dentaduras del Cerro de la Silla o de las Mitras; el viento que destapa los efectos invernaderos en que nos ha sucumbido la fe ciega al gobierno legal y la terca rebeldía a sus categóricas recomendaciones. Hoy (28-04-08) a las 18:45 horas, me ha comunicado Cui, y he constatado en la entrevista con Sarmiento: "Un antiviral como el Tamiflu, puede preveer el contagio de la influenza".

Oh, dioses de los pueblos de mesoamérica, porque nos abandonas ante tanta descarriada información oficial, Por qué unos días son 20 casos confirmados, otros días aumentan en cinco más, y luego al día siguiente nos lo reducen a 7. Chequé bien si era Luis Carlos Ugalde el que ofrecía las cifras, pero no, ha sido el Dr. Córdoba, actual secretario de salud.

De algo estoy seguro, los mexicanos encontraremos la verdad en la ciencia o en el mito, nos mimetizaremos en el doctor de cabecera del cinismo ilustrado televisivo, encontraremos más decoro en la lucha que en la espera del fatal destino.

Pero algo espero que en mi tumba se deje como epitafio: "Nunca se sintió influenciado por la influencia de la influenza".

3 comentarios:

Unknown dijo...

ahora sí que... nos manipularon como puerrcooosss!!!

Montserrat dijo...

Oh! que sofisticado juego de palabras, señor licenciado. Cuìdese de las malas influencias, sobre todo de las malas influencias literarias. Proteja ese estilo heredioso que es tan brillante y distintivo.

Abrazos muchos,
M.-

Anónimo dijo...

nada que no cure una cerveza !!