martes, 6 de abril de 2010

El culto por la especialización

Llámame la atención la iniciativa de reforma laboral del gobierno caldero-lozanista, en donde se flexibilizan las relaciones laborales en cuanto a lo que respecta a la jornada laboral, las obligaciones del trabajador, la carga de la prueba en materia contencioso-laboral, y demás puntos neurálgicos del régimen laboral vigente. En uno de estos casos, las personas que sean contratadas para un empleo determinado no podrán excusar el realizar otras tareas que le asigne el patrón.

Esto quiere decir que al momento de otorgarle la gracia a una persona de contratarlo, los patrones serán algo así como omnipotentes en cuanto al conferirle obligaciones al trabajador. Obviamente tiene sus lados positivos tal reforma, incentiva la productividad, haciendo proliferante aún más la maximización del beneficio de las empresas. Sin embargo, en ningún momento la reforma laboral lozanista contempla la adecuación del salario de los trabajadores a las condiciones imperantes del poder adquisitivo de la moneda y de la inflación en los precios de la canasta básica.

Sería interesante que así como se defienden iniciativas como la presentada por el gobierno federal, al final de cada año fueran menos complacientes con los ridículos incrementos al salario mínimo, ya en vías de extinción.

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