jueves, 3 de septiembre de 2009

Bendita sequía cuando el agua nos sorprende

Jaloneado por las fuerzas mediáticas que espetan recuperaciones económicas solamente avizoradas por el dinero que especula en las principales cities mundiales. Hago un alto para ponerle un límite a los niveles de atole en las venas, arterias, vasos sanguíneos, carótidas disminuidas, hipertrofias ventriculares acompañadas con café y muchas cocas de dieta.
Pero es momento de volver, no con la frente marchita ni con las nieves del tiempo marcando mis sienes, sino con el ánimo del revoltoso de siempre, el apaciguador de serpientes, el embrujador de gatos y perros callejeros.
Las semanas pasadas muchas mala noticias han traído en su corriente, el grado de descomposición institucional es mucho y nadie dentro de las instituciones muestra deseos de cambiar las cosas. Pero que la vida ruede, que los cohetes del 15 de septiembre, le pongan ruido festivo a los tableteos de las metralletas.
Balaceras, estados de sitio, asesinatos, guerra, guerra. En Los Laureles, en Cumbres Oro, en la Nueva Linda Vista, en China, Nuevo León; en la pulga Río, en centros de rehabilitación, en Culiacán, Veracruz, Sonora, Tijuana, Saltillo o Apatzingán.
Y el dizque presidente Calderón, con sus diques hechos de decálogos de cosas buenas por realizar, pero que supuestamente debieron de haberse hecho desde el primer día de su gobierno, ahora reconoce que algo va mal, algo apesta en Los Pinos. Lo dice en voz alta, teniendo como testigos a los cortesanos en turno. Qué mal que el mensaje presidencial sólo sea para personas civilizadas ante su, como dice Marcela Gómez Zalce, desgobierno.
PD.- Qué buenas rolas las de Lilly Allen, sobre todo la de Twenty two, Alfie, Friday night.

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