jueves, 10 de diciembre de 2009

Solipsismos Bastardos

Monólogo del Hombre
Escena 1
(A las afueras de la ciudad, en la puerta de Monterrey, con el amanecer como ambiente, camina un hombre mochila al hombro, y el gesto de concentración extrema)
“Un día salgo a recorrer lo que me queda de vida, en trayecto hacia ningún lugar seguro, andar, sólo andar entre senderos al borde de la carretera, con los labios partidos y el paso ligero”.
(A la orilla de la carretera dándole la espalda al tránsito, el hombre responde al silencio, que conmina al retorno del viajante)
“Desde hace años se te escapó el control, la sensación de bienestar, de no estar asfixiado de concreto, el meollo de matorrales y horizontes sin murallas”.
(El hombre camina por la orilla de la carretera)
(Voz en off)
“Sierpes, caracoles, son una visión por el largo camino que recorro sin ruta. Tan sólo necesito víveres y agua... Me lo decía despidiéndose, ojalá tus ojos sean buenos para los buitres. Busco eclipses en medio de la lluvia, con los zapatos rotos y los anatemas propios del ermitaño. Platico con los viejos de los pueblos contigüos a ríos extintos, manos cercenadas por la labor, por el tiempo de sobrevivir entre arados y cantos de gallo”.
(Arriba del monte, va subiendo el Hombre, sigue el sendero lunar que forma una especie de meseta)
“Solamente lo que podemos nombrar alcanza el cenit del deseo, una mezcla entre pedruscos y cañones ígnotos; entre las espinas que se hunden en mis muslos, en los pies con los que se puede alcanzar la libertad”.

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