domingo, 21 de marzo de 2010

Sexualidad eclesiástica

Profundamente cínico se revela el alto clero mexicano. "Es un complot contra le iglesia", atajaba hace más de diez años el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, cuando fue informado de las escaramuzas de Marcial Maciel. Pareciera que es un complot orquestado por la misma estructura de poder y la institución tan cuestionada del celibato.

Tan anormal como no responder a una necesidad fisiológica, es la obscenidad lamentable de vivir como ángeles en el púlpito y como demonios en la intimidad de su cuerpo.

No es novedad, la perversión y disimulo en los altas jerarcas eclesiásticos; ya en un momento se supieron las cuitas del nuncio apostólico del vaticano, Girolamo Prigione, sometiendo a la esclavitud sexual a varias monjas, en la misma embajada vaticana en México. Protegido, tanto por el gobierno mexicano, como por sus superiores espirituales, nunca fue castigado por su delito.

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