miércoles, 17 de diciembre de 2008

Las Grietas del Crack Hipotecario (Ecos, 04/04/08)

Los números poco confiables que exhiben tanto el gobierno, banqueros, corredurías y demás fauna financiera, tanto del país de las barras y las estrellas, y México; constatan con una friolera seguridad (interpretando a la inversa los números), el impacto profundo que ha sufrido la economía estadunidense, y la muy lógica vulnerabilidad mexicana ante la recesión gringa.

Regulación a la desregulación parasitaria
Desde hace años pudieran haberse implementado las medidas anunciadas el 31 de marzo del año en curso, por parte del Secretario del Tesoro norteamericano, Henry Paulson. El caso de los megafraudes contables de las empresas Enron, Xerox, Disney, así como WorldCom; pudieron haber sido una señal de alarma para las autoridades estadunidenses. En cambio, la desregulación del mercado fue obsequiada sin chistar, ante las insistentes demandas de los empresarios.

Todavía el vicepresidente para asuntos internacionales de la bolsa de valores de Nueva York, Alan Morban, tuvo el descaro de declarar que las pérdidas ocasionadas por los fraudes contables, como los de Enron y WorldCom, ascendieron a 400 mil millones de dólares, pero insistió en que la mayor parte de las empresas estadunidenses se encuentran bien posicionadas y son administradas por personas honestas. ''Por cada Enron hay 300 buenas empresas'', afirmó.(La Jornada, 09-sept-2002)

Pero como en México, la esquizofrenia domina a los entes del gobierno norteamericano. Mientras consintieron la desregulación de los mercados bursátiles y empresariales, cerraban filas en contra de los que clamaban por una reforma integral en el tema del trabajo realizado por migrantes.

Ahora, después de la barbarie hipotecaria que tiene alienados a los principales mercados mundiales, el gobierno estadunidense lanza un plan donde se pretende cambiar la actual estructura de siete reguladores financieros, a sólo tres agencias: La Reserva Federal, un regulador financiero por constituir y una tercera dependencia de protección al consumidor y de prácticas empresariales.

La iniciativa propone otorgar nuevos poderes a la Reserva Federal (Fed) como “regulador de la estabilidad del mercado”. Esto implicaría formalizar un papel que la Fed ya ha desempeñado, al ofrecer liquidez a los bancos de inversión y reducir las tasas oficiales de interés.

Además, daría al banco central la autoridad para exigir a todos los participantes del sistema financiero, información completa de sus actividades y establecer normas para su conducta. En el nuevo sistema previsto por el Tesoro, la Fed podría “seguir de cerca los riesgos que pesan sobre el conjunto del sector financiero”, incluyendo los bancos de inversiones de alto riesgo (hedge funds), a diferencia de su misión actual, que se limita a los bancos comerciales.

Sin embargo, estas medidas no son una respuesta a la tormenta financiera que vive Estados Unidos, según palabras de Paulson, sino que obedece a decisiones de largo plazo que se hacen necesarias atender y planificar. Es por ello que éstas medidas no serán implementadas de inmediato sino que serán objeto de discusión parlamentaria probablemente para el siguiente año fiscal.

El Occidente Agujerado
Algo que hace pensar que estamos ante una crisis que no queda en los pueriles niveles de créditos hipotecarios, sino que se enraíza en cuestiones de modelos de crecimiento y desarrollo; son las pérdidas de importantes financieras en cada capital importante europea.

El primer caso fue Northern Rock, la cual tuvo que ser capitalizada por el gobierno britànica, para respaldar a sus ahorradores. Ahora en Alemania el Deutsche Bank, el principal banco de Alemania, se verá obligado a depreciar en el primer trimestre de 2008 nada más y nada menos que 2,500 millones de euros. Crédito y compromisos crediticios como inversores de valores privados y empresas que realizan adquisiciones relacionados con el mercado inmobiliario al otro lado del Atlántico, han provocado esta situación.

No hace mucho tiempo, el buque insignia de la banca alemana se presentaba como ejemplo de buena gestión que no se deja atrapar por las turbulencias estadunidenses. Pero en las últimas semanas se han deteriorado dramáticamente las condiciones financieras, justificó Josef Ackerman, presidente ejecutivo de la entidad, ante sus inversores.

Y sin embargo, la noticia no llega por sorpresa. El banco ya había advertido sobre posibles pérdidas, que finalmente podrían incluso hacer peligrar los 8,400 millones de euros en beneficios que, antes de impuestos, el banco espera recaudar a lo largo del presente curso.

Poco antes de la declaración de Ackerman, los suizos del tercer banco en importancia en Europa, Union Bank of Switzerland (UBS), informaban de que en los tres primeros meses del año esperan pérdidas netas por el valor de 7,600 millones de auros (12,000 millones de francos suizos), consecuencia de un volumen de depreciaciones que alcanza los 12,000 millones de euros.

Situación equivalente a la destrucción de 10 torres gemelas, en términos financieros y que no finaliza de llevarse entre las patas a países como Suiza, Francia o Inglaterra. Mientras el panorama es borrascoso en Europa, en México el secretario de Hacienda, presume de la solidez de la economía mexicana, y de la buena salud y prestancia de los banqueros trasnacionales.

Pero pongámonos serios y veamos un extracto de una nota de Sean O’Grady para el diario inglés, The Independent: “El crunch del crédito, ha empezado a dominar nuestras vidas, aunque no hemos tomado conciencia de nuestra propia afectación financiera. El sistema financiero mundial está en caos. Los bancos están empezando a tragar polvo. El crédito es duro de obtener y de buscar, e imposible para aquellos que tengan registros de incumplimiento en sus obligaciones. Donde solo hace unos pocos meses había confianza en traspasar con temeridad, ahora hay solo miedo…Los bancos están simplemente aterrados –especialmente aterrados, de hecho-, en prestarle a otro banco”

En México eso no aplica.

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